La Hiperplasia Prostática Benigna (HBP) es una condición urológica prevalente en varones, caracterizada por el crecimiento no maligno de la glándula prostática, que puede conducir a la obstrucción del flujo urinario y sintomatología del tracto urinario inferior (STUI).
En este nuevo post, desde la clínica urológica del Dr. Díaz Bermúdez, en Pontevedra, le contamos por qué el diagnóstico preciso de la HBP es fundamental para establecer un plan de manejo adecuado y diferenciarla de otras patologías prostáticas, incluyendo el carcinoma de próstata.
Anamnesis y examen físico inicial
El proceso diagnóstico comienza con una anamnesis exhaustiva, donde el especialista recopila información detallada sobre los síntomas urinarios que experimenta el paciente. Se indagan síntomas obstructivos como la disminución de la fuerza del chorro urinario, micción intermitente, tenesmo vesical y vacilación miccional. Igualmente, se evalúan síntomas irritativos como la polaquiuria, nicturia y urgencia miccional.
Posteriormente, se procede a un examen físico, que incluye un tacto rectal (TR). Este procedimiento permite al urólogo evaluar el tamaño, la consistencia, la simetría y la presencia de nódulos en la próstata. Aunque el TR no es un método definitivo para el diagnóstico de HBP, proporciona información valiosa y ayuda a descartar otras condiciones.
Pruebas de laboratorio y urodinámicas
Las pruebas de laboratorio desempeñan un papel crucial en el diagnóstico diferencial. La medición del antígeno prostático específico (PSA) en suero es una prueba rutinaria. Si bien un nivel elevado de PSA puede sugerir la presencia de carcinoma de próstata, también puede estar aumentado en la HBP y en otras condiciones benignas. Por lo tanto, el valor del PSA debe interpretarse en el contexto clínico global. Adicionalmente, se realizan análisis de orina para descartar infecciones del tracto urinario o hematuria.
Para una evaluación más objetiva de la función miccional, se pueden emplear estudios urodinámicos. La flujometría urinaria, que mide la velocidad y el volumen del flujo de orina durante la micción, es una prueba no invasiva que evalúa la presencia de obstrucción. Una tasa de flujo máximo (Qmax) disminuida sugiere obstrucción del tracto de salida vesical. En casos seleccionados, se llevará a cabo un estudio presión-flujo, considerado el "estándar de oro" para determinar si la obstrucción es secundaria a la próstata o a una disfunción del detrusor.
Estudios de Imagen
La ecografía renal y vesical permite evaluar el tamaño de la próstata, el volumen residual posmiccional (VRPM) en la vejiga y detectar posibles complicaciones como la hidronefrosis.
La ecografía transrectal (ETR) de la próstata puede ofrecer una medición más precisa del volumen prostático y ayudar en la planificación de tratamientos. En casos complejos o atípicos, otras modalidades como la resonancia magnética multiparamétrica (RMmp) pueden ser consideradas para diferenciar la HBP de patologías malignas.
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